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El diseñador de vestuario Julio Suárez nos regala detalles de La Sociedad de la Nieve

Tras el gran éxito y nominaciones a los premios Oscars y Goya del film La Sociedad de la Nieve, Julio Suárez el figurinista de la producción nos cuenta partes del proceso detrás de cámaras acerca de su trabajo de vestuario de cine. El diseñador ha respondido a las siguientes preguntas:

1- ¿Cómo se inicia el proceso creativo del vestuario de la Sociedad de la Nieve? ¿Qué influencia tuvo en el trabajo del departamento de vestuario la documentación que existe sobre el accidente, sus historias y los supervivientes.?

«El milagro de los Andes fue una noticia trasmitida de boca en boca, esas historias que parecían irreales y que los diarios y revistas evidenciaban la realidad de lo sucedido. Esas fotos las miré largo tiempo en mi adolescencia, venían a mi memoria mientras hablaba por primera vez con el director. Siempre guardé esas revistas, permanecía conmigo una que fue la primera que volví a ver cuando comencé este proyecto. Lo primero que me vino a mi mente era el entorno de la universidad y el club de rugby donde frecuentaban estos jóvenes y buscar las prendas de cierta igualdad que ellos usaban. Para que el grupo sea homogéneo necesitaba ropa que se repitiera, el blazer que sin llegar a ser un uniforme de la facultad parecía también que podría ser del club de rugby y lo adopte como esa prenda que todos tenían, trabajé igual distintos paños y tonos de azules. Se veía en las fotos que muchos usaban corbata lo que daba cuenta la necesidad de un saco para ellos. Al principio no tuve en cuenta el accidente, estaba preocupado por encontrar la personalidad de cada uno. Realicé un estudio minucioso de las imágenes con decisiones diferentes que me parecían que enriquecían el conjunto. En especial atención en Numa que era un joven que no jugaba al rugby, sino en un club de futbol y decidí como principal prenda su campera de corderoy que era muy popular en esa época y me permitía que tuviese solapas de diferente color y textura para enriquecer los planos; pantalones sport con zapatillas para dar cuenta del futbolista que soñaba ser o realmente era, y lograr un pequeño corrimiento a la indumentaria de los demás. Visité el museo de los Andes en Montevideo donde se atesoran algunas prendas y más fotografías y relatos. Mientras tanto siempre aparecía algo nuevo, algunos sobrevivientes me mostraban prendas que conservan como trofeo.»

2- Respecto a la ambientación única de la película en un entorno nevado, ¿cómo abordaste los desafíos específicos de diseñar vestuario para condiciones climáticas extremas y al mismo tiempo mantener la autenticidad de la historia?

«Sabiendo en principio que todo iba a estar en fondo blanco, puse atención a la paleta de color para que nadie sobresaliera usando materiales nobles, amables con la naturaleza. Lanas, algodones, jeans, camisas con estampados de la época, sweaters tejidos a mano, copiando los puntos que observaba en las fotos, poniendo atención en los cortes, armando sus valijas en realidad para cuatro días en Chile, olvidándome del frio, así como del accidente.

Sabía que luego iba a sobreponer ropas y que las prendas iban a sufrir un gran cambio, roturas, ataduras, retazos de ropas de otros para hacer vendas. Busqué nuevas maneras de armar los cuerpos para protegerlos del frio con lo que tenían, dejando atrás la época y volviéndolos más primitivos. Siempre pensé que debajo llevaban lo puesto que nunca se habían sacado prendas sino sumado arriba, ponía atención de como se iba transformando también la primera capa, mientras le poníamos color pensaba también en el olor que desprendían, para lograr la realidad.»

3- ¿Tienes alguna anécdota interesante o desafío inesperado que hayas enfrentado durante el proceso de diseño de vestuario y cómo lo resolviste?

«Lo más complicado que recuerdo era que los actores al caminar en la nieve con mocasines de suela les costaba mantenerse en pie, se resbalaban, se caían. Hasta que no estuvimos en el set realmente no lo habíamos previsto. Tuvimos periódicamente que arreglar zapatos, pues volvían del plató empapados por la nieve, se despegaban, se endurecían, preparamos una habitación de secado para tener la ropa en condiciones para el día siguiente. Y si desafíos siempre hubo, mas que nada de logística, cambios de unidades, dobles que cambiaban, vestir cuerpos diferentes, dobles de riesgo, especialistas en montañas que no siempre eran los mismos.»

El film aborda temas muy intensos y emocionales. ¿Cómo incorporaste elementos del diseño de vestuario para enfatizar o complementar la narrativa y los personajes?

«Antes de subir a la montaña los actores pasaban por la base de vestuario donde los preparábamos para la filmación. Chequeaba a cada uno diariamente, miraba muy de cerca cada parte que quedaba en descubierto, las manos, por ejemplo, iba transformando los puños, estirándolos, donde siempre se asoma la prenda de abajo y la otra de más abajo y como se iban rompiendo, me imaginaba que se comían o masticaban las mangas, los cuellos levantados de las camisas como se los cubrían, se ataban, se anudaban para darse calor. Los sweaters tejidos a mano por sus propias madres. Tratando de mostrar cómo se iba transformando la ropa de origen, la que salió de su placar, las que sus madres plancharon antes, con una actitud amorosa. Su propia ropa, o lo que iba quedando de ella cada vez más los protegía como una coraza.»

¿Existen elementos históricos, moda o culturales de la época que hayas tenido en cuenta al diseñar el vestuario para la película? ¿Cómo lograste equilibrar la autenticidad histórica con la creatividad y la estética cinematográfica?

«Si claro tuve en cuenta los modelos austeros de la época, mas que nada en encontrar las telas ya que los modelos que requería la historia eran mas bien clásicos, prendas de jóvenes católicos, niños bien cuidados y todavía viviendo con sus padres, sus primeros amores, sus primeras salidas, ese momento de la vida que casi todo se hace por primera vez.»

4- La colaboración es fundamental en el mundo del cine ¿Cómo trabajaste en conjunto con el director JA Bayona, el equipo de producción y otros departamentos para asegurar una visión conjunta en términos de diseño de vestuario.

«Si, especialmente con el director, el trabajo fue a distancia, pero muy en contacto. Comencé dibujando los figurines en sus diferentes etapas y sus devoluciones siempre me servían para seguir construyendo a cada uno de ellos. Bayona conocía muy bien a los personajes, tenía un estudio minucioso de sus gustos, de sus hábitos y de sus familias. A lo largo de la preproducción fuimos completando todo y cada uno de ellos. Luego armé un taller de realización en Buenos Aires y comencé la construcción de los trajes de los sobrevivientes en sus diferentes cambios. Con el equipo de producción el tema era más organizativo de fechas y logística ya que comencé a armar equipo en paralelo en Barcelona, donde se hizo el resto de los pasajeros que morían. Por supuesto el tema costo y cantidades necesarias de equipo y logísticas de traslado de los materiales a España. Otro de los departamentos que trabajamos muy unidos fue con arte ya que nosotros construimos abrigos y nuevas prendas con tapizados de asientos del avión, las cortinas y alguna que otra cosa que se transformaban en indumentaria.»

5- Para otros diseñadores de vestuario de cine que estén interesados en el proceso creativo, ¿hay algún consejo o lección que hayas aprendido en este proyecto que puedas compartir?

«Bueno no se si lo he aprendido en este film o ya es mi forma de trabajo. La película es del director y hay que estar abierto para aportarle lo que el necesita y trabajar para el proyecto y que nuestra creatividad salga del material que propone y no de alguna manera fácil que hayamos adquirido y se vuelva un sello personal o alguna ocurrencia fantástica de nuestro metié. Así como el actor transita por primera vez un material y lo corporiza y le pone el cuerpo y la voz, nosotros debemos pensar como ellos y que cada prenda que lleven sea del mundo que estamos contando, que se haya encontrado en medio del trabajo y no que venga de otro lugar, de otro universo, agenciar texturas y materiales pensando en la necesidad de cada personaje. El vestuario debe ser creíble y no llamar la atención y llevarte a otro mundo.

Tuve la suerte gracias a la producción trabajar con Peris, donde armé todo el principio de la película, el mundo de la universidad, la iglesia, el aeropuerto, un buen stock de ropa de la época con piezas increíbles. Como así la realización de uniformes militares chilenos, carabineros y todo el rescate de los sobrevivientes. Mas de 4000 prendas que aportaron a contar la época.»

Julio Suárez.

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