El equipo de vestuario formado por Tania Álvarez y Carlos Calvo de Mora, junto con el Costume Department liderado por Lorena Gutierrez, ha llevado a cabo un minucioso trabajo artesanal para dar vida al personaje de Adriana en Valle Salvaje.
Cada prenda ha sido cuidadosamente pensada para reflejar la personalidad del personaje y, al mismo tiempo, transportarnos con rigor histórico al siglo XVIII español. La pieza central es una casaca de seda rústica en tono crudo, bordada a mano con delicados claveles y pequeñas flores dispersas, un trabajo lleno de paciencia y precisión. La acompaña una falda de sarga de algodón rústico en tono lavanda oscuro y un delantal rojizo, cuyo color fue el resultado de infinitas pruebas hasta encontrar el matiz perfecto.
El conjunto se completa con un sombrero de paja antigua, cosido y bordado a mano y una pañoleta de algodón finísimo, también bordada a mano.
Un vestuario así no solo viste a un personaje: construye un universo, ayuda a entender su historia y personalidad, y nos hace viajar en el tiempo. Y, aunque para el espectador pueda parecer un misterio, detrás de cada puntada hay horas de trabajo, infinitas decisiones y un profundo respeto por la historia y la belleza visual.
