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El desafío del vestuario en la serie El Gatopardo: Carlo Poggioli revela los secretos de su creación

La esperada adaptación televisiva de El Gatopardo ha puesto especial énfasis en la fidelidad histórica de su vestuario, una tarea titánica asumida por el reconocido diseñador Carlo Poggioli. En una reciente entrevista, Poggioli confesó que aceptar este reto no fue una decisión inmediata, ya que conocía de primera mano la complejidad de recrear la vestimenta de la aristocracia siciliana del siglo XIX.

La serie estará disponible en Netflix a partir del 5 de Marzo y promete cautivar a la audiencia con esta versión basada en una de las mejores novelas italianas de todos los tiempos, El Gatopardo es una historia épica, sorprendente y sensual ambientada en Sicilia durante las revueltas de 1860. En el corazón de la serie está Don Fabrizio Corbera, el inolvidable Príncipe de Salina, que lleva una vida impregnada de belleza y privilegios.

“Trabajar con Piero Tosi en el pasado me hizo consciente de las dificultades. Sabía que el nuevo diseño de vestuario sería comparado con el icónico trabajo de Visconti en 1963”, explicó Poggioli. Uno de los mayores retos fue la escasez de documentación sobre la época, especialmente en lo que respecta a los tejidos y detalles de confección.

Para lograr la máxima autenticidad, el equipo recurrió a fuentes históricas como la Casa Museo de Raffaello Piraino en Palermo, donde pudieron examinar piezas originales y tomar inspiración de sus colores y bordados. “Ver de cerca esos detalles fue crucial para nuestra recreación”, afirmó Poggioli.

Además de los trajes, el diseñador destacó el reto de los accesorios y joyas. “Principalmente, los proveedores fueron Picchio Gioielli y Seam. Personalmente, no quería la angustia de tener joyas reales en el set, recordando las historias que me contaba Piero Tosi sobre el rodaje de 1963”, comentó. Entre esas anécdotas, recordó un episodio insólito: en el rodaje de la película de Visconti, los valiosos accesorios, que incluían collares de perlas de la madre del director y joyas diseñadas por Eleuteri, estuvieron a punto de ser robados.

“Dos costureras estaban en la sastrería cuando vieron llegar a dos hombres sospechosos. Intuyendo el peligro, escondieron las joyas en cestas de mimbre y se sentaron encima, comiendo sus bocadillos como si nada. Cuando los hombres entraron con pistolas exigiendo las joyas, ellas, con total sangre fría, respondieron: ‘Llevamos despiertas desde las cinco de la mañana y estamos cansadas. Aquí solo hay vestuario. Si quieren, busquen las joyas por toda la sastrería y, si las encuentran, llévenselas’. Los ladrones registraron todo, pero nunca encontraron nada”, relató Poggioli, disfrutando de rememorar aquella historia.

El resultado del trabajo del equipo de vestuario es deslumbrante, rindiendo homenaje a la tradición y la historia, y reflejando con precisión la elegancia y decadencia de la nobleza siciliana. La serie, dirigida por Tom Shankland, promete transportar a los espectadores a una época de esplendor y cambio, con un vestuario que ya se perfila como uno de los grandes protagonistas.

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