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Siglo XVII

Siglo XVII

Siglo XVII

El vestuario del siglo XVII se distingue por la opulencia, el lujo y la complejidad de sus diseños, testimonio de la sofisticación de la moda de la época. Entre sus características más destacadas se encuentra el amplio uso de tejidos lujosos, como la seda y el terciopelo, adornados con intrincados encajes y detallados bordados, que ponen de manifiesto la afinidad de la época por las artes decorativas.

Ruffs y cuellos: Los ruffs, elaboradas piezas de lino con cuello, se convirtieron en un elemento importante de la moda. Crecieron en tamaño y complejidad a medida que avanzaba el siglo, requiriendo el soporte de armazones de alambre o almidón.

 

El uso de telas oscuras ricamente adornadas con bordados dorados y el ribete de piel es un artículo para alguien de alto estatus El llamativo terciopelo rojo utilizado para la mayor parte de la prenda recuerda los lujosos tejidos preferidos por la aristocracia europea de la época. Los paneles decorativos de la parte delantera, con sus intrincados dibujos y detalles dorados, son típicos del Renacimiento, época en la que el arte textil alcanzó un alto nivel artesanal.

El jubón, que es la prenda similar a la chaqueta, está acolchado y presenta el característico acuchillado en el que la tela de debajo se estira para crear abullonados de color contrastado. Este era un estilo popular para mostrar riqueza, ya que mostraba que el portador podía permitirse recortar en tela fina sólo para decorar.

Las mangas son voluminosas y acuchilladas, un estilo típico de mediados y finales del siglo XVI. El cuello con volantes es otro distintivo de esta época, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVI, y se reforzaba con almidón para mantener su forma.

Las mujeres llevaban chemises de lino bajo los vestidos o faldas con corpiño, a menudo con delantales para mayor funcionalidad y modestia. El calzado era de cuero, adecuado para los duros caminos de las aldeas, mientras que accesorios como cinturones y pañuelos tenían usos prácticos. La elección de la tela y el color -predominantemente tintes naturales en azules, verdes y marrones- indicaba el estatus económico de la portadora dentro de los modestos medios de la aldea.

Los hombres solían llevar un conjunto básico compuesto por calzones, camisa y jubón. Los calzones llegaban hasta la rodilla y podían ser bastante voluminosos, sujetos a la cintura con una corbata o un cinturón. Confeccionados en lino o lana, según la región y el clima, estos calzones permitían la movilidad necesaria en el trabajo diario. La camisa, a menudo la única prenda interior que llevaban los hombres, también era de lino, de manga larga y llegaba hasta medio muslo, por lo que cumplía una doble función de pudor y de prenda para dormir.

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